Con sus 7 u 8 meses y sus 18 kilos poppy vagaba por las calles de un pueblo pidiendo comida en los bares, mojándose día tras día con la lluvia.
Cuando la encontramos miraba a todas las personas que pasaban, evidentemente estaba buscando a su dueño. Al que seguramente la abandonó.
Le encanta montar en coche y se pega a ti como una lapa. No quiere que la dejes nunca. Pero poco a poco se va acostumbrando.
«Pura energía, felicidad y cariño.»